Por lo que sabemos, las gentes solían celebrar sus ritos en luna llena o Oenachs, y los sacerdotes en la luna nueva. La luna del tercer trimestre es muy significativa (Abril) para el inicio de las prácticas religiosas.
Cada 55 años el ciclo lunar comienza en alguna de las grandes fases de la luna; por ejemplo desde mediados del siglo XX, el ciclo lunar empezó en luna nueva y en 2001 se inició en la siguiente fase importante de la luna. Esto está reflejado en muchos de los monumentos neolíticos de Stonehenge, así como en las tumbas de pasillo de Aubrey y Knowth, que contiene una piedra con marcas lunares que reflejan estos ciclos.
El calendario Sequani y el calendario de Eleusis comparten los 55 ciclos de noche para coincidir en una de las festividades importantes: la llegada del equinoccio de otoño y con ello la necesidad de prepararse para el invierno y para la “muerte”. Este equinoccio está marcado como un evento de gran importancia.
El equinoccio de otoño está marcado como una celebración tripartita para recibir el invierno:
- Primera fase: Matrimonio sagrado del pueblo con la tierra. El Rey, como representante de la tribu, se casa con la Diosa de la Tierra y recoge su cosecha. Esto sucede en el mes del caballo, en la mitad oscura del ciclo lunar. Las constelaciones de Pegasus, Equuleus y los ritos en honor a las Diosas caballo (Epona, Macha) en Julio/Agosto.
- Segunda fase: Tiempo para aceptar el invierno que se aproxima y el final de la cosecha, asi como el final de la propia vida. Las semillas son el símbolo del potencial de cada uno de nosotros y tenemos que aceptar la inevitabilidad de nuestra muerte. Metáfora agrícola. Las Diosas madre celtas son las representaciones de esta celebración. Agosto/septiembre.
- Tercera fase: se asegura el fruto de nuestro trabajo, almacenándolo de forma seguro para el invierno. Cuando aparece An Tarbh (el toro) – Aldebarán acompañado de las Híades y la luna llena pasa entre ellos, se da por terminado el festival.
La comprensión de estos calendarios implica la comprensión del mito del año y de los ciclos naturales del tiempo y de la tierra, experimentándolo directamente.
EQUOS es el noveno ciclo lunar del calendario, el comienzo de la celebración del equinoccio de otoño en el calendario celta. En él se reflejan las constelaciones de Pegasus, Equuleus y Cáncer que indican el inicio del ciclo de la Yegua Divina.
En la primera parte del ciclo la Yegua sagrada aparece como la fuerza controlada, la independencia y el espíritu. Guarda en ella el poder del grano y la cosecha. Las 17 noches de la primera cosecha se celebran con oraciones; la Yegua es una diosa del grano y encarna la fertilidad, la riqueza y la soberanía. Formalhaut, de la constelación de Piscis, es la estrella principal que marca esta época que coincide con Oimelc.
La segunda mitad del ciclo, en la fase de la oscuridad, la luna menguante es la que marca las noches sagradas de Equos. Las 3 noches de luna negra de Equos son las que marcan el inicio de las ceremonias (noche 11, 12 y 13 de la fase oscura de la luna, es decir, las 3 noches de cuarto creciente). El cúmulo de estrellas de la constelación de cáncer junto con los dos caballos Equus y Pegasus, dominan el cielo.
La Yegua, para proveer una buena cosecha, debe estar unida al pueblo; el rey, como representante del pueblo, santifica este momento. La unión en matrimonio del rey con la tierra en forma equina garantiza la riqueza agrícola. La importancia de la agricultura y del grano, que se aprovecha y almacena como futuro generador de la cosecha, se refuerza por la unión de “la madre del grano” con lo masculino.
Recordemos la sagrada unión del rey con la yegua blanca que simboliza la soberanía y la tierra, algo tradicional en los reyes irlandeses. En el Ulster se describe un ritual en el cual se reunían las gentes para presenciar el acto de la elección del nuevo rey, el cual mantenía una unión sexual con la yegua, que era sacrificada y cocida. Al sumergirse en el baño de caldo, comer la carne y beber el caldo, se le otorgaba la corona. Ese caldo y carne eran denominados “medhu”, que viene a significar “aguamiel”. El rey era considerado la representación de la virilidad y la potencia sexual, al unirse a la Diosa de la Soberanía y la Tierra.
La Diosa Caballo macha, heredera de las funciones tripartitas como sacerdotisa-guerrera-fertilidad, refleja este estatus en su unión con Crunnchu, el agricultor. Macha aumenta las riquezas de Crunnchu y queda embarazada de sus hijos. No obstante, se ve obligada por la arrogancia de su marido, a correr contra los caballos del rey Conchobar, estando embarazada casi a término. Gana la carrera en forma de caballo dando a luz al término de la misma. Antes de que muera de parto, maldice a los hombres del Ulster a sufrir los dolores del parto que les incapacitan para la lucha durante 9 generaciones. El mito podría ser una advertencia para el rey electo acerca de que debe ser prudente con el poder que le ha sido entregado, para evitar la ira de la Yegua Sagrada.
Otro ejemplo de matrimonio sagrado del rey con la tierra puede ser la de Mebdh de Connacht. Mebdh tiene varios maridos, cada uno de ellos se convierte en rey al casarse con ella (Mebdh significa “caldo embriagador” o “hidromiel”).
La Diosa Yegua es una expresión de la “procreación femenina y del renacimiento y muerte cíclico tanto de las plantas como del ser humano.
Debo puntualizar también que no debemos ignorar que la “Madre del grano” es representada también como la más antigua de todas ellas, Cailleach, la Anciana de los celtas. En Irlanda se la conoce como Beara Cailleach o la Bruja. En el libro amarillo de Lecan, Cailleach es la madre de las tribus porque tiene 7 periodos de juventud, se casa con 7 hombres y cría 50 niños. Cailleach preside como protectora de muchas tribus celtas, considerada guardiana de los bosques y asociada a pozos sagrados o limites fluviales, como una diosa del territorio.
El ciclo lunar que sigue al Equos y el matrimonio sagrado, es el de aceptación de la oscuridad. En este ultimo trimestre tenemos el equinoccio de otoño, tiempo para reclamar y resolver los asuntos antes de que la oscuridad gane la partida. En el ciclo agrícola es el momento de guardar el grano de la cosecha y realizar ritos de protección. Espiritualmente es el momento de tomar conciencia de que las semillas de nuestro trabajo serán la base de nuestra fuerza espiritual para la oscuridad que se acerca. En esta época debemos proveernos de protección, visión, fuerza espiritual y almacenar riqueza.
En el principio de esta fase predomina en el cielo la estrella Capella (el Auriga / la cabra). Esta constelación es denominada “el guardián del ganado”, el auriga que conduce al Otro Mundo y al invierno; es quien marca la ruta a Kernunnos. Se realiza un Oenach público, una celebración de luna llena, para equilibrar nuestras “semillas” materiales y espirituales. Es entonces cuando “cruzamos el rio del cielo”, aceptación simbólica de la Vida en la Muerte.
Recordar que estas costumbres tienen sus raíces en el neolítico, y recordar también que solía sacrificarse un cerdo como símbolo de la Diosa de la Tierra para fomentar la maduración rápida del grano; las fechas se han mantenido hasta la actualidad (noviembre).
La gente común ha celebrado su Oenach en luna llena, y después del banquete y de resolver los asuntos comerciales se inician las noches sagradas para el equilibrio espiritual antes de la llegada del invierno. Las primeras nueve noches están centradas en cruzar el rio del cielo, tras la búsqueda espiritual (1ª noche de cuarto menguante + 8, es decir hasta luna negra). Las constelaciones de invierno aparecen en el cielo el decimo día de la mitad oscura del ciclo lunar, segunda noche de luna nueva. Las últimas noches de luna oscura (7-8-9) están marcadas para la realización de libaciones y ritos para los muertos.
Los celtas mantenían una antigua costumbre indoeuropea en la que el cerdo y el jabalí eran considerados un presagio de muerte y del inframundo. El jabalí fue adoptado como símbolo del Clan por su ferocidad para proteger su progenie. Se asocia con héroes y con la mortalidad y la batalla contra la muerte, además de estar asociado a las Diosas de la Vegetación y del Cultivo. El héroe se enfrenta al jabalí o cerdo como defensa contra la mortalidad; matar el cerdo o jabalí es viajar al Otro Mundo y regresar triunfante.
En la historia de Magh Mucrime, el cerdo es un emisario del Otro Mundo y hace estragos en la tierra durante 7 años, provocando un invierno que lleva a la desolación. En el ciclo fenian, Fionn y sus fianna viajan a menudo al Otro Mundo para cazar algún jabalí. En la tradición galesa hay tres porquerizos (Pryderi, Drystran y Coll) que siguen a unos cerdos hasta el Otro Mundo. El cerdo de Coll da a luz cebada y trigo, quedando asociado a una Diosa del grano (Cerridwen???). Mabon, hijo de la diosa galesa Modron, debe viajar al Otro Mundo y pelear con el jabalí Twrch Trwyth para poder casarse con su amante, Olwen.
En la mitología celta, Kernunnos es el dios-ciervo-astado, dispensador de prosperidad que ofrece su sabiduría y destreza, su fuerza y su poder masculino, fecundador y guía a través del invierno. Según se interpreta en el caldero de Gunderstrup. Kernunnos es representado en su aspecto guerrero, capaz de conquistar la oscuridad en la forma de una serpiente, símbolo ctónico del Otro Mundo. En su otra mano sujeta el torque, símbolo de la inmortalidad. Los hombres que no son capaces, como Kernunnos, de controlarse están a merced de la serpiente. Kernunnos es el dios de la conquista del mundo ctónico, el equilibrio (libra), la luz equilibrada del equinoccio de otoño, el poder entre este mundo y el Otro Mundo.
Existe una historia irlandesa en la cual Conall Cernach (Kernunnos) es una deidad antepasada de los irlandeses. Conall se dispone a salvar a la esposa de Fraech, a sus hijos y a su ganado de las garras de una tribu feroz y terrible. Conall conoce a una anciana que le dice que debe hablar con una pastorcilla. La pastora, que es una adivina, dice que el fuerte donde se guardaba la esposa de Fraech estaba custodiada por una serpiente, pero se comprometió a dejar la puerta abierta para ellos. Cuando atacaron el fuerte, la serpiente saltó a la correa de Conall, y no le hizo daño. Liberaron a la familia de Fraech, se llevaron todo el ganado y el tesoro, y regresaron a Irlanda.
El detalle de la serpiente en el cinturón de Conall nos recuerda el que sostiene el Dios neolítico Kernunnos, así como el poder de controlar o tener a la serpiente rodeando la cintura nos lleva a una imagen recurrente en la mitología celta. La relación entre el dios cornudo de los celtas y la serpiente simboliza el poder que posee Kernunnos sobre los poderes del inframundo. Es el que marca el camino y quien protege a la gente.
Reblogueó esto en Wicca Celtiberay comentado:
Interesante artículo sobre el Culto Lunar entre los Celtas. En la Península Ibérica tenemos constancia de estas celebraciones lunares y en nuestra Tradición Celtíbera así como en la Brujería Tradicional Ibérica en general, de la observación de ambos tránsitos y con igual sentido…