La Elección del Ard Rí

La antigua Irlanda estaba dividida en cinco provincias entre las cuales una prevalecía sobre las demás, el reino de Meath, ubicado en el centro espiritual de la isla y cuya sede era Teamhair «Tara». Allí estaba llamado a gobernar el Ard Rí, «Gran Rey»,  sobre toda la isla, pero para acceder a esa distinción era necesario superar algunos trámites que podemos encontrar en los textos medievales.

En el Serglige Con Culainn, se cuenta como los cuatro Rí ruirech «reyes provinciales» se reunían dond6ec14adae6104eb7c27786bbf3305a4ce se llevaba a cabo el Tarbh fess o “festín del toro”, que determinaría quien sería el nuevo Ard Rí «Gran Rey». El ritual se describe cuidadosamente:

“Así es como aquel banquete del toro se solía hacer: se mataba un toro blanco, y se hartaba a un hombre de su carne y su caldo, y él debía dormir (envuelto en la piel del animal) después de aquella comida; y cuatro Druidas entonaban un “Encantamiento de la Verdad” sobre él. Y la forma del hombre que debía ser hecho rey solía serle mostrada en un sueño, su forma y su descripción, y la naturaleza de las acciones que él haría”

Una vez elegido, el candidato debía superar ciertas pruebas que confirmarían su reconocimiento por parte del mundo sobrenatural.  El De Sil Chonairi Moir recoge los requisitos para reconocimiento y coronación del Alto rey de Irlanda:

“Había un carro real en Tara. Sus dos corceles eran de un mismo colo5b21325fcdeaf246ef0c01f38cc7e951r, nunca antes fueron enjaezados ni uncidos a carro. Aquel a quién la soberanía de Tara no le era debida, el carro se le inclinaría hacia arriba de modo que él no pudiera controlarlo, y los corceles se encabritarían. Había también en el carro un manto real, y a aquel a quien la soberanía no le era debida, la capa le vendría demasiado grande. Y habían dos piedras en Tara, Blocc y Bluigne. Aquel a quien ellas aceptasen las piedras se apartaban, de modo que el carro pasaba entre ellas. Y al final del recorrido estaba la piedra de Fál, el sitial de piedra; y aquel a quien la soberanía de Tara estaba destinada, la piedra gritaba contra el eje del carro, de modo que todos pudiesen oírlo.”

Superadas estas pruebas, el rey debía llevar a efecto su vínculo con el territorio y ello se veía dramatizado en un rito que aparece descrito en la “Tophographia Hibernica”:

“La gente entera de aquel país estaba reunida en un lugar; una yegua blanca era conducida en medio de ellos, y él que debía ser proclamado era llevado también no como un príncipe, sino como un bruto; no como un rey, sino como un proscrito. Se presenta giraldus-axe-3ante la gente a gatas, confesándose una bestia impúdica e imprudente. El proclamado se une sexualmente a la yegua. Una vez hecho, la yegua es inmediatamente sacrificada, cortada en pedazos y hervida; se prepara para él un baño del caldo. Sentando en este, él come de la carne que le es traída, la gente que está alrededor participan también de ello. Asimismo debe beber del caldo en el cual se está bañando, no sorbiéndolo en cualquier recipiente, ni en la forma de su mano, llenando su boca. Estos ritos ilícitos cuando son debidamente ejecutados, ratifican su real autoridad y su dominio.”

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