¡Oh noche que guiaste!
¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
-San Juan de la Cruz
Todo aquel que practica una disciplina espiritual llega a un punto del camino en el que experimenta profundos cambios en su vida. Estos cambios comienzan en el interior del ser y van avanzando hacia el exterior, abarcando todo el ser. Así vamos progresando hacia una «mayor conciencia» y somos “tocados” por los altos poderes. Un breve contacto que nos deja sumidos en un sentimiento profundo.
La sensación amplía nuestra conciencia, nos sentimos uno dentro y con toda la creación. Sin embargo, si por alguna razón no podemos repetir el contacto por segunda vez, nos sentimos dolorosamente aislados y solos…..acabamos de vislumbrar nuestro objetivo más allá del horizonte, pero no importa lo rápido que viajemos o la fuerza con la que trabajemos, no podemos llegar a él. Hemos cambiado lo suficiente, la iluminación nos ha invadido lo necesario para que nada de nuestra antigua vida nos proporcione el mismo nivel de satisfacción o comodidad que una vez disfrutamos. Y lo que es peor, nos damos cuenta de que los que están a nuestro alrededor han alcanzado y mantenido un estado de conciencia mayor, y no podemos averiguar por qué no conseguimos llegar a ese mismo lugar.
Nuestros compañeros de senda saben lo que está pasando, pero no pueden hacer nada para ayudarnos; su falta de ayuda es mal interpretada por nosotros, pues creemos que no les importa. Podemos encontrar más y más difícil estar con nuestros compañeros de senda; ellos se han liberado de las cadenas que conllevan las dudas internas, y que sólo parecen enredarnos más y más. Hasta este momento, nuestra vida era alegría, comodidad y crecimiento. Tal vez hayamos caído en una profunda depresión, y podamos sentir la desesperación o la necesidad de castigarnos por los fracasos que nos han llevado a este estado. Experimentamos la sensación de «luchar o huir», y tal vez decidamos luchar…… pero cada vez que luchamos para liberarnos de las cadenas del estancamiento, resulta que estamos más atrapados. Si intentamos huir, pronto nos damos cuenta de que estamos tratando de escapar de nosotros mismos y eso es imposible. Hemos entrado en la Noche Oscura del Alma.
Este estado de ser se ha estudiado y experimentado desde que el místico cristiano San Juan de la Cruz escribió sobre él a mediados del 1600. Psicólogos, como Jung y Mérida, han hecho un examen cuidadoso y reflexivo. Se trata de un verdadero proceso psicológico (o de crisis, como lo denominan los que sufren toda su fuerza). Místicos y teólogos han reconocido que la Noche Oscura del Alma ha sido un paso vital en la búsqueda hacia la iluminación. Es un momento de profunda desesperación, pérdida de fe y sentimientos de indignidad y fracaso. Es algo natural y cada uno de nosotros, en algún momento del camino, nos enfrentaremos con ella. Pasaremos por un período de tiempo durante el cual nos sentiremos estancados, y este estancamiento se extenderá a otras partes de nuestra vida, por lo que será mucho más difícil de sobrellevar. Finalmente, aceptamos este estado, lo integramos….. y entonces deberemos esperar.
Cuando hayamos tocado fondo, cuando hayamos sido reducidos a la más profunda desesperación, algo sucede….. Tal vez será sutil, como una tranquila sensación de paz que nos envuelve; tal vez será más agresiva, un roce con la muerte, por ejemplo…. Pero lo que es seguro es que se manifestará causando un enorme cambio interno. Lo que hemos experimentado ha causado la caída del ego, su desaparición. Estamos renovados, transformados por la experiencia.
Esto es lo que ES la noche oscura: Transformación. Tu ego (la Sombra de Jung), el grupo de ideas inadecuadas acerca de quién eres, han tenido que ser destruidas antes de que pudieras avanzar más allá del punto en el que estabas cuando llegaste a la Noche Oscura. Juan Mérida explicó las razones que existen detrás de la Noche Oscura del Alma: «Experimentamos la Noche Oscura porque nuestro sentido de lo que somos es insuficiente en la vida para la que nos estamos preparando». El ego se alimenta durante toda la vida de partes de la información recogida por medio de la interacción diaria con nuestro entorno. El Ego, su sentido de sí mismo, resume estas partes y construye la identidad, quien somos y lo que creemos que somos.
Es natural que el ego se rebele contra este estado. La Noche Oscura es una amenaza muy real para el ego y tratará de defenderse; le ayudaras si no escuchas tu tranquila voz interior; esta voz te dirá «continua, sé silencioso”… lo sabrás cuándo llegué el momento. Estas palabras las has escuchado ya antes de caminar por esta senda. Los maestros de las escuelas mistéricas reconocen que la Noche Oscura es un instrumento importante en la búsqueda de la mística. El objetivo es poner fin al imperio del ego y encontrar la paz en la morada interior con nuestro «verdadero yo.» El ego no es sólo un obstáculo para llegar a los estados elevados, sino que puede tratar de engañarnos…puede decirnos que debemos trabajar juntos, que no debemos dejarnos llevar o prescindir de él. Esto es irónico, puesto que en el momento en que la Noche Oscura desciende, es el ego el que provoca los mayores bloqueos para su progresión.
El dolor incide en el alma, la confusión, el miedo al cambio, el no entender que nos sucede…..la Noche Oscura del Alma nos retuerce, nos atraviesa, destruye todo aquello en lo que creíamos, nos enfrenta al caos interno y externo……… para construir algo nuevo, es necesario primero destruir todo aquello que debe ser renovado…. El ego se defiende, se rebela, se niega a ser domeñado, nos hace cuestionarnos todo……Y eso duele…..
Cuando llega la Noche Oscura tu paisaje interior yace en las sombras del crepúsculo espiritual, donde el sentido del ego muere. Vas a desechar tu falso sentido del Yo, cambiándolo por un mayor desarrollo de los sentidos y así serás una persona distinta. Encontrarás la paz interior y serás capaz de sentir y llegar al tejido de la vida.
La Imbás será su compañera constante….