NOCHE DE SAMHAIN

Durante toda la tarde, las mujeres de la tribu han estado muy atareadas preparando el festín. Los ciervos y jabalíes que los hombres han cazado, así como el ganado que no podrá ser mantenido durante el largo invierno,  han sido CapanneVillaggio_Lowsacrificados, despellejados, limpiados, troceados y cocinados a fuego lento con nabos, cebollas, zanahorias, miel y manzanas. Los jóvenes han estado ocupados recogiendo leña mientras que los druidas preparaban  la hoguera ritual, formada por la madera de los árboles sagrados. Los niños no han parado de corretear por entre las cocinillas y los maderos que manipulan los druidas, y más de un pequeño ha recibido un buen coscorrón por ser demasiado travieso….

El crepúsculo cae lentamente mientras el olor de las carnes asadas va extendiéndose por la campiña. Los toneles de cerveza han sido colocados a un lado y los pequeños barriles de vino, destinados a nobles y druidas, se encuentran ya en su lugar. Las largas mesas han sido preparadas, y los tazones de madera y barro, las escudillas y los cuchillos ya ocupan su lugar, mientras que los nobles usaran vasos de fino metal y platos dorados.

Ya casi es de noche. Las estrellas aparecen lentamente en el firmamento, oscuro por la ausencia de luna. Es el momento de honrar las antiguas costumbres, a los ancestros y celebrar el año que empieza. Los druidas se reúnen junto a la gran hoguera formada por las maderas de los distintos arboles  que han sido colocados unos sobre otros, tomando la forma de una pequeña torre. Los hombres y mujeres de la tribu guardan silencio, expectantes, mientras los niños dejan de jugar y se acercan a sus madres, tomándolas temerosamente de la mano.5526633277_de8a723186_z

El sonido del cuerno rasga el silencio. El druida más anciano, con la ayuda del resto de sacerdotes, trepa por la torre deteniéndose en la cima. Tan solo un par de metros le separan del suelo, pero su imagen se ve sobredimensionada por la sacralidad del momento. A una señal suya, el cuerno vuelve a sonar, y ese sonido se repite en la lejanía, esparciéndose por toda Irlanda. Las hogueras de todas las casas, chozas, cuevas, castillos y palacios se apagan…… todo queda sumido en la más profunda oscuridad.

De repente, el cuerno vuelve a sonar y tres druidas encienden sendas antorchas por medio de frotar “piedras de rayo”. Una vez encendidas, se acercan a la hoguera sobre la que esta el viejo druida, quien pronuncia las antiguas palabras mientras prenden la base de madera.

La gente aguarda, expectante. Pronto las llamas ascienden y cubren al viejo druida, que desaparece. Todos ahogan
un grito, a pesar de que la escena se repite cada año. Cuando la hoguera ya esta envuelta en llamas, crepitando con fuerza, el druida aparece junto a sus compañeros, sonriente. El simulado sacrificio y resurrección siempre sorprende a las gentes; tan solo ha tenido que dejarse caer hacia atrás mientras sus compañeros le cogían entre sus brazos. La tradiciónmaxresdefault se ha cumplido.

La gente estalla en gritos de alegría mientras empiezan a encenderse las antorchas y los mensajeros empiezan su viaje. El nuevo fuego viaja
ra durante toda la noche hasta que todos los hogares de Irlanda ardan con el nuevo fuego.

Los druidas, sonrientes, se acercan y toman el vino que les ofrecen mientras se sientan en la mesa. Todos, druidas, nobles y gente común, brindan por el nuevo año, por la Diosa Morrigu y por el Dagda, el Buen Dios, que les aportaran fertilidad y riqueza.

Entre las sombras, alejado de la luminosidad de antorchas y hoguera, alguien observa. Su aspecto no deja de ser cómico .… su túnica es demasiado corta a causa de  su gran panza, lo que hace que le quede a ras de las nalgas. Su capa corta se ve desgastada, sus pantorrillas están envueltas en pieles y lleva un enorme bastón que arrastra tras de sí. Su rostro maduro y barbudo contrasta con el brillo travieso de sus ojos, y cuando el aroma de la carne asada llega hasta él, cierra los ojos de puro deleite.

Le encantaría unirse a la celebración, festejar junto aquellas gentes que le honran, pero sabe que no debe hacerlo, al menos no esta noche. Ella le espera en el vado para consumar su unión y traer la fertilidad a la tierra. Sonríe y se da la vuelta, no sin sentir una dulce melancolía por no poder unirse hoy a los gael en la celebración….pero tiene algo más importante y agradable que hacer….

Se aleja pesadamente, mientras piensa en esos oscuros ojos de cuervo y sonríe, travieso….

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