En la mitología galesa la historia de Taliesin es un ejemplo de renacimiento o transmigración. Después de la pelea con transformaciones entre la diosa Cerridwen y Gwion, parecida a la de los guardianes de cerdos explicada anteriormente, Gwion se convierte en un grano de trigo, que Cerridwen en forma de una gallina de traga, con el resultado de que queda embarazada y renace de ella como Taliesin.
La mayoría de estas historias ya no existe en su forma primitiva, y en ellas se encuentran siempre la concepción por medios mágicos, la ascendencia divina a través del amor entre una divinidad y un mortal, y el renacimiento.
La concepción por medios mágicos implica la ayuda del mago o sacerdote, que suele ser solicitado en las sociedades salvajes e incluso en las costumbres tradicionales europeas en caso de esterilidad: oraciones, encantamientos, pociones o comida son los medios utilizados para inducir a la concepción. En muchos cuentos la ingestión de una semilla, fruta, insectos, etc., da como resultado el nacimiento de un héroe o una heroína, y es probable que estas historias encarnen la creencia real en esa posibilidad. El don de la fecundidad es otorgado por un Druida o un Santo, pero en la historia de Conall es más bien la deglución del gusano que el conjuro del druida el que causa la concepción.
Cuando el renacimiento de una divinidad se produce como resultado de la ingestión de un animal pequeño, es evidente que el dios ha tomado primero esta forma. Los celtas, en la creencia en la concepción por la ingestión de algún objeto, y el cambio de forma, combinó esta información produciendo una tercera opción, la de que un dios podía tomar la forma de un animal pequeño, que, cuando se ingiere, provocaba su renacimiento. De hecho, como las visitas de las mujeres estériles a dólmenes y megalitos sugiere, los celtas creían en la posibilidad de que el espíritu de un hombre muerto entrara en una mujer y naciera de ella o, al menos, podría ayudar a la concepción.
En las historias de Etain y de Lugh (renacido como Setanta) podemos ver la idea de transformación y renacimiento divino. Similar puede ser la base de la historia de Fionn y Mongan. En cuanto a los cuentos de Gwion y los guardianes de cerdos, estos últimos son los sirvientes de los dioses, y tal vez ellos mismos fueron considerados alguna vez como divinidades puesto que en su renacimiento como toros son sin duda animales divinos.
Ambos guardianes-dioses permanecen vivos al final del combate, en contra de la fórmula habitual, porque ambos eran varones y ambos renacen. La fusión es un cambio puesto que los personajes renacidos conservan un recuerdo de sus antiguas transformaciones, al igual que Mongan sabe de su existencia anterior como Fionn. En otros casos no existe tal recuerdo. Etain había olvidado su existencia anterior, y Cúchulainn no parece saber que es un renacimiento de Lug.
Por lo tanto era una creencia celta vital que las divinidades pueden unirse con los mortales y engendrar hijos. Héroes atraídos desde el Otro Mundo disfrutaron del amor de sus diosas – Cúchulainn con Fand; Connla, Bran, y Oisin con divinidades sin nombre. También, la diosa Morrigan se ofreció a Cúchulainn. Los celtas cristianos del siglo V retuvieron esta creencia, aunque de una forma algo alterada.
Estas creencias también están conectadas con el concepto celta de la transformación (tomar otra forma por un tiempo) y la transmigración (el alma o la personalidad pasa a otro cuerpo), pero lo más habitual era creer en un renacimiento real. Este poder de transformación fue reivindicado o atribuidas a los druidas. Podemos ver un alarde de ese poder en boca del milesio Amergin y del galés Taliesin. Cuando los milesios se acercaban Irlanda, Amergin canto unos versos que eran tal vez parte de un canto ritual:
Yo soy el viento que sopla sobre el mar,
Yo soy la ola del océano,
Yo soy el toro de siete batallas,
Yo soy el águila en la roca. . .
Yo soy un jabalí para el valor,
Soy un salmón en el agua
Taliesin, en muchos poemas, hace afirmaciones similares, y dice:
«He tenido muchas formas
antes de adoptar esta agradable.
He sido una espada, de forma estrecha;
Creo, porque es aparente, que
He sido una lágrima en el cielo,
He sido una titilante estrella,
He sido una palabra en una carta,
He sido en mis orígenes un libro,
He sido un rayo de luz reluciente.
Un año y medio,
He sido un estable puente
Sobre los flujos de la compasión,
He sido un atajo, he sido un águila,
He sido una canoa de mimbre y cuero,
He sido de un callado la dirección,
He sido una chimenea en un recinto abierto,
He sido una espada en una grieta flexible,
He sido un escudo en un conflicto abierto,
He sido una cuerda en un arpa.
Forma cambiante nueve años,
en agua, en espuma,
He sido consumido por el fuego,
He sido pasión en la espesura.»
También Cúchulainn dice: «Yo era un perro fuerte para combatir… su pequeño campeón … el guardián de todos los secretos de las doncellas,……», y en otro lugar, «Yo soy la corteza zarandeada de ola en ola.. . el barco después de la pérdida de su timón… la pequeña manzana en la parte superior del árbol que poco piensa en su caída”
No se puede afirmar que estas historias sean representación de una idea común en la doctrina de transmigración entre los celtas, ya que las historias se refieren a personajes divinos o heroicos. Sin embargo, la creencia puede haberse basado en las teorías primitivas de la supervivencia del alma. La evidencia de que este concepto existía junto con creencias más generales sobre el “más allá” puede encontrarse en la creencia popular. En algunos casos, los muertos tienen forma animal, como en el Viaje de Maeldúin, donde se dice que las aves de una isla eran almas, o en la leyenda de San Maelsuthain, cuyos alumnos aparecerán con él después de la muerte como pájaros.
La forma del alma como pájaro después de la muerte sigue siendo una creencia actual en las Hébridas. Se cree que las almas de los muertos se transforman en mariposas en Irlanda, polillas en Cornwall y en Francia murciélagos o mariposas. En Cornualles se cree que el rey Arturo tras su muerte, fue transformado en un cuervo. En el Gales medieval las almas de los malvados aparecen como cuervos, en Bretaña como perros negros, petreles, o liebres, o pasan su penitencia como vacas o toros, o permanecer como cuervos hasta el día del juicio. Los niños no bautizados se convierten en aves; los marineros ahogados aparecen como bestias o aves y las almas de las jóvenes engañadas por sus amantes los persiguen con forma de liebres.
Como vemos, la idea de la transmigración no ha sido ajena al espíritu celta, y puede haber surgido a partir de la idea de que los hombres asumen la forma de su animal totémico en la muerte. Algunos cuentos sobre el cambio de forma se deben probablemente a totemismo; por ejemplo, en Kerry (Irlanda) los campesinos no comen liebres, ya que contienen las almas de sus abuelas. En el folklore celta se creía que el alma sale del cuerpo con forma de abeja, mariposa, mosquito o ratón. Tal creencia se encuentra entre la mayoría de las razas salvajes, y, podría ser fácilmente confundida con la transmigración o inducir a la formación de la idea de la transmigración. Aunque el folklore marca que la transmigración no era algo que sucediera a todos los muertos, debe haber sido una creencia suficientemente popular como para verse reflejada en la mitología, como aparece en las historias mitológicas y cuentos folklóricos.