Palu fue una Diosa Madre, relacionada con la adivinación y el culto al gato que se extendió por toda Europa Occidental. Fue venerada posteriormente como el gato mitológico galés que protege a las mujeres de las bestias, una especie de “espíritu de gato negro” conocida a veces como Paluc o Cath Palug. Su culto sobrevivió en Anglesey hasta la llegada de las legiones romanas de Cayo Suetonio Paulino.
Palu poseía una cueva-santuario oracular, situada en Clogh-maghrígh.
He encontrado poca información al respecto de esta divinidad. No obstante, ciertas criaturas mágicas con forma de gato parecen enlazar a Palu con las leyendas Artúricas. Tengo claro que parece que existió una Diosa Gato de la que nos ha llegado muy poca información y que se sincretizó con las leyendas artúricas….
Esta es la historia.
Palu habitaba una cueva-santuario oracular en Connacht, en Clogh maghrígh-cait (Clough). Nació en los límites de la tierra, en el borde de una tormenta, con los ojos fuertemente cerrados contra el mundo… un pequeño ser maullador. No tuvo ningún consuelo de su madre, porque era una criatura salvaje y mágica, nacida de un jabalí; su hermana era un lobo y un águila su hermano. Todos llegarían a ser el azote de Gran Bretaña en tiempos de Arturo.
Un pastor la encontró. Cogió el pequeño bulto negro y éste se convirtió en garras. La sangre fluía de los profundos arañazos de sus manos y él la arrojó a los acantilados; Palu cayó y giró, retorciéndose y hundiéndose en las furiosas aguas del Estrecho de Menai.
El mundo se convirtió en agua cuando se hundió, pero incluso así luchó contra el poder del Estrecho, arañando las olas mientras nadaba, alejándose rápidamente de la tierra a través del agua, cuya superficie era como el cristal de un espejo. La corriente la arrastró, y ella nadó hasta que el agotamiento la venció. Flotó aún durante un momento, y entonces el agua empezó a tirar de ella hacia abajo. A medida que se hundía, unas cálidas manos la cogieron, la envolvieron y la colocaron dentro de una oscura y cálida cueva. Palu se deslizó en un sueño.
La llamaban Cath Palug, el gato milagro de la uña y el hueso. Ella estaba siempre a la sombra del hijo de Palug; caminaba junto a él, cenaba con él y dormía enroscada alrededor de su cabeza por la noche. Palu creció, primero fue tan grande como un gato, después como un perro, después como un caballo. En cualquier otro lugar el niño habría sido quemado por brujo junto con esta criatura, pero ellos habitaban en Ynys Mon, la Isla de los Soñadores. Ella cazó con el hijo de Palug y sus perros de caza, y Palu era siempre la más rápida. Sus garras eran afiladas como espadas, curvadas como la luna nueva, los dientes como dagas. Casi siempre fue la sombra del muchacho, pero cuando la luna estaba llena siempre desaparecía por unos días. Nadie sabía a dónde iba, pero les llegaban historias desde el continente sobre la desaparición de ganado y de cazadores….
Y así fue como Cath Palug llamó la atención en la gran fiesta del Rey Arturo, en la mesa redonda, en la corte de Glastonbury. Soberbio, Arturo presumió de que iba a librar del país de todos los que estaban en contra de su ley y su imperio, y envió a sus caballeros a la caza del legendario león salvaje de Gales y a la destruccion de Ynis Mor. Cai marchó con muchos caballeros.
El día era caluroso cuando los caballeros llegaron a la orilla y miraron a través de las traicioneras aguas hacia la Isla de los Soñadores. El Sol brilló en sus armaduras, las espadas y lanzas. Las banderas ondearon con una suave brisa. En el silencio que precede a la batalla, se escuchaba el grito de los buitres. En la lejanía empezaron a formarse nubes, oscuras nubes de cuervos convocados por el rumor de la batalla. Y en las orillas de Ynys Mon, Cath Palug esperaba y miraba, los ojos como el ámbar igneo, vigilando a los ratones-hombres.
Poco se sabe de la batalla que siguió, porque a los seres humanos sólo les gusta hablar de sus victorias. Algunos dicen que Cai volvió a la corte del rey Arturo con la cabeza del león de Ynys Mon como trofeo para su señor. Mienten.
La batalla fue feroz y sangrienta. El gato luchó al lado de los Soñadores. Ella arañó, escupió, desgarró y arrancó, pisoteó con garra y con mandíbula. Sus garras arrancaron el metal de los escudos, troceando la carne a través de la armadura. Sus mandíbulas aplastaron los cascos y astillaron huesos. Nueve grandes guerreros cayeron frente a ella y cuando la batalla terminó, los pocos que quedaron se arrastraron de vuelta a casa. Ella festejó la victoria con los cuervos y buitres, devorando los cuerpos de los héroes y Cai, al ver sus compañeros destruidos, corrió hacia el bosque, enloquecido por la masacre, hasta que él también murió y se convirtió en alimento para los lobos…
A partir de ese día Cath Palug, la Garra, desapareció en los mitos y la memoria. Nadie supo a donde fué, pero algunos dicen que cruzó el mar hacia Irlanda, donde se apareó con Murchata, el Gato de Mar de Irlanda. Juntos golpeaban con la cola en el agua para convocar a las tormentas. Y juntos nadaban por el mar y agarraban los barcos con sus garras arrastrándolos a las profundidades acuosas, cazando a los marineros como los gatos cazan ratones, acumulando un enorme tesoro. Sus hijos pueden ser vistos todavía por unos pocos afortunados….. cuando la luna toma la forma de una garra y las sombras son más profundas, quizá llame vuestra atención un movimiento sobre la colina, o una sombra oscura cruzando fugazmente el bosque. Son los hijos de Cath Palug y Murchata, una forma borrosa durante el crepúsculo, un lejano grito en el valle, una sombra más oscura que la propia Oscuridad….
En Ynys Mon, cada año, los cuervos se siguen reuniendo en gran número. Vienen miles, de todas partes de Gales e Irlanda, a dormir en los árboles y recordar la gran batalla de Cath Palug….
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