Los dioses de Irlanda no son dioses angelicales, amorosos y formados según nuestro concepto de la bondad y lo socialmente correcto. Ellos son antiguos, orgullosos en su antigüedad, van más allá de lo humano y esto a veces les hace poseer comportamientos que son afines a lo que nosotros esperamos de ellos, pero otras veces no, pudiendo llegar a ser incluso crueles. La suya es una crueldad que nada tiene que ver con el concepto humano de la misma, pues no proviene de la maldad como sucede con la crueldad humana…. es una crueldad que proviene de la inhumanidad, haciendo incluso más difícil comprenderla pues está más allá del alcance humano y eso hace que el viejo pueblo del Sidhe sea tan implacable. Su psicología no está al alcance de nuestra comprensión.
No son tampoco seres brillantes y celestes que gobiernan el mundo con amor y bondad; son seres casi clandestinos, ctónicos, que viven en los Reinos Pálidos que se esconden bajo el Sidhe. Viven escondidos en la poesía de las Eras, justo detrás de ese sentimiento que hace que, por ejemplo, un cuento antiguo o una poesía nos pongan el vello de punta. Es una puerta de sensaciones, de poesía. y cruzarla suele requerir el sacrificio de derribar viejas murallas, presentes en nosotros y a veces heredadas del Cristianismo, para poder comenzar a entender. Aunque Ellos te acaricien con buena intención y amor, su caricia derriba esos muros y ese es un sentimiento muy doloroso. Es un beso tan profundo que te destruye a la vez que te ilumina; esa es la gracia de los Dioses.
Todas las escuelas místicas, todas las metafísicas, de algún modo u otro observan que el gobierno de una nación no depende de los gobernantes únicamente Gerald Gardner les llamó los pequeños dioses, en su sentido de dioses tribales, dioses pequeños en cuanto a locales, sujetos a una geografía concreta, dioses regionales o nacionales (cuando con el tiempo esas regiones originales se convierten en naciones y estados).
Los que una vez fueron, siguen siendo….. de otra forma, pero siguen siendo…Impregnan la tierra con su llanto, su tristeza y, a menudo, su sabiduría….. Es un regalo que nos hacen las gentes del pueblo oculto .
Los relatos medievales contaban que aquellos a los que el Pueblo de Dana llamaba se volvían locos, y perdían todo lo bello de su vida. Hacían toda clase de exorcismos para evitarlos. Si nosotros percibiéramos siempre y en plenitud la realidad del Pueblo Oculto, nos volveríamos locos. En este caso los monjes tenían razones, y además muy buenas, para protegerse del Pueblo Oculto. Las ermitas más antiguas de Irlanda se construyeron con este patrón, a veces incluso con simbología oculta (mágica, aunque cristiana) para alejar al pueblo oculto y desterrarlo a los lugares más salvajes de las antiguas tierras irlandesas. Eso es lo que nosotros llamamos Sidhe.
Por esto es necesario el entrenamiento de la mente, cuerpo y espíritu; la trinidad microcósmica según nuestros antepasados (macrocósmica seria cielo, mar y tierra). No es posible ver con los ojos desnudos, es como un eclipse, primero hay que saber mirar y por eso el entrenamiento es importante y los métodos autodidactas a menudo peligrosos. Siempre es mejor, como en el senderismo, que alguien que vaya uno o dos pasos por delante de ti te vaya diciendo por donde caminar. Es como cuando un senderista que conoce un camino le dice a otro que no lo conoce: Atento, pisa donde yo pise para que no tropieces.
Aprende mucho de este camino, y si en algún momento sientes la necesidad de llorar, hazlo y dedica esas lagrimas al Pueblo Oculto. Aprende para conocerte, y aprende para conocer al Pueblo Oculto. Mira a tú alrededor y veras que hay personas contigo en el camino.
Aprende a conocer tu entorno, a los dioses y a ti mismo. Es la sabiduría que los Dioses te han regalado. Renacerás más fuerte y solido, pero piensa que aun la espada más fuerte, hecha del hierro de mayor calidad, ha tenido que ser calentada, ablandada y moldeada por el herrero. Aprende a amar el fuego que te quema para moldear tu espada de una forma afín a tus necesidades y a lo que el pueblo oculto espera de ti, y serás entonces una formidable espada que junto a las demás, formarás el pueblo renacido de los viejos dioses.